Este mes tiene lugar la semana de la lactancia materna. A lo largo de estas semanas iremos publicando consejos e información sobre el tema. Empezamos hoy con la disyuntiva en la lactancia materna o artificial, la cual es una de las grandes decisiones que debe tomar una mujer embarazada. La recomendable, en la mayoría de los casos, es la lactancia materna, pero pueden darse situaciones en las que esta no es posible, por lo que se hace necesario utilizar leches de fórmula.
-
Si quieres amamantar a tu bebé y te es posible:
Es la opción más recomendada, puesto que la leche materna responde perfectamente a las necesidades del bebé en cada momento. Si has decidido dar el pecho, es recomendable empezar cuanto antes.
Ya desde el embarazo, el cuerpo se prepara fabricando el calostro, que es un líquido amarillento, rico en proteínas y minerales y que contiene anticuerpos de la madre.
A partir del tercer día se empieza a generar la leche como tal que se modificará en cantidad y calidad en función de las necesidades del bebé.
-
Si quieres amamantar, pero se te presentan dificultades:
Existen determinadas situaciones en las que se dificulta el poder amamantar al bebé:
Si el bebé no engancha el pecho: los bebés, en general, nacen sabiendo por instinto natural cómo engancharse al pecho. Sin embargo, en ocasiones, por la propia anatomía del bebé, por haber sido separados de la madre al nacer (por ejemplo, por haber sido prematuros) o por otras situaciones pueden tener dificultades. En estos casos, es bueno contactar con profesionales y seguir una serie de consejos como fomentar el contacto piel con piel (en la medida de lo posible), adelantarse a las señales de hambre, etc.
Si la madre debe reincorporarse al trabajo o no puede amamantar por alguna situación: la opción más recomendable en este caso es el uso de un sacaleches. Hay muchos tipos de sacaleches que se adaptan a la situación de la mujer. Pueden ser: con o sin estimulación; manuales o eléctricos; para un pecho o para los dos, simultáneamente; para usar en casa o fuera, etc. En este caso, lo mejor es que acudas a tu farmacia de confianza a informarte. Recuerda, también, que la leche que extraes, si la congelas, la puedes utilizar en los siguientes seis meses.
Si tu leche no es suficiente para el bebé en calidad o cantidad: puedes consultar a tu matrona o pediatra la posibilidad de acceder a un banco de leche materna (que, generalmente, se da por prescripción médica a neonatos con necesidades especiales) o puedes suplementar la alimentación de tu bebé con una leche artificial.
-
Si la lactancia materna no es posible o te has decidido por la leche de fórmula:
En ocasiones, la lactancia materna, aunque fuera tu elección en un principio, no es posible. Puede ser porque no produzcas leche, porque tengas mastitis o grietas en el pezón que te lo impidan o porque, por alguna causa, tengas que tomar medicinas que están contraindicadas con la lactancia porque pasan a leche (por ejemplo, los antibióticos).
Por otra parte, si has decidido no dar el pecho no te sientas culpable. Aunque recomendemos siempre la lactancia materna por sus mayores beneficios, hoy en día, las leches de fórmula también han avanzado mucho y son capaces de alimentar y fomentar el desarrollo de tu bebé en buenas condiciones.
Aunque en otro post ampliaremos la información sobre lactancia artificial, una primera píldora sería que comprobaras que la leche que has elegido no contenga ni aceite de palma ni azúcares añadidos.